Constancia / Analogías
Aguascalientes, Febrero 24 (2023).- Estimado lector: En esta ocasión hablaré de una cualidad, un requisito fundamental para la consecución en materia de finanzas personales. Es imprescindible el aplicar este atributo, de lo contrario, es poco probable que los avances financieros se palpen con los años. Hoy desarrollaré más a fondo el poder de la constancia.
He leído a muchos gurús que la refieren, la mayoría incluso la ensalzan a tal grado de asegurar que es más importante que incluso la inteligencia financiera. No llego a ese nivel de discernimiento porque la habilidad numérica es más que necesaria, pero lo cierto es que es, sin duda, parte fundamental de la ecuación.
Me gusta comparar las finanzas personales con el ejercicio y la nutrición. Veo tantas similitudes, sobre todo a manera de analogía o metáfora. Imaginemos que decides ejercitarte debido a que has notado un incremento en las tallas de tu pantalón y camisa. Recurres también con una especialista en nutrición para que a su vez, te oriente sobre la ingesta que harás a partir de esta nueva faceta deportiva. Ubicas el gimnasio en el que entrenarás, se presenta el Coach contigo y te indica una rutina pormenorizada. Tienes todo listo para comenzar.
Al paso del tiempo pueden surgir situaciones que te hagan pensarte dos veces si la decisión de adentrarte en el mundo deportivo es lo tuyo. Así mismo, te percatas que has dejado de comer y beber cosas que anteriormente solías optar. Las dudas te invaden, la mente comienza a traicionarte, pasan los días y no ves progresos significativos que te motiven a continuar. De pronto, en el día menos pensado, decides dejar de golpe o quizás poco a poco esos nuevos hábitos, los reemplazas por los de antaño, los de toda la vida, a pesar de la conciencia de que te llevarás a donde querías salir. Esta historia se repite una y otra vez, no son hechos aislados sino verdades consumadas. Para muestra basta con darse una vuelta por los gimnasios y preguntar las temporadas altas de inscripciones y la permanencia en el tiempo. Suele ser el caso que los primeros dos a tres meses despegan, al pasar las semanas paulatinamente van disminuyendo. Para finales de año son cada vez menos personas las que estuvieron constantes en activo durante todo el periodo.
La descripción anterior responde al porque no todos somos deportistas, no todos llevamos una dieta equilibrada y saludable. La razón no es el tiempo, éste se obtiene con una buena administración. La verdadera causa detrás de ello es la falta de constancia.
Para establecer un hábito es preciso que se establezca durante un tiempo prudente, digamos unas semanas por ejemplo. Al comienzo cuesta trabajo debido a la falta de costumbre, pero una vez se repita una y otra vez, se asienta de forma inconsciente y pasa a formar parte de una rutina recurrente. Así como lavarse los dientes o bañarse, el ejercitarse, el comer sano es un hábito a ser desarrollado, pero se logra únicamente a través de la repetición cotidiana, de la constancia sin renuncia.
Así como pasa con la alimentación y el ejercicio, tal cual sucede con las finanzas personales. Se requiere ser constante y establecer los hábitos de ahorro e inversión mes a mes para algún día al cabo de los años, conseguir el fruto de dicho esfuerzo, alcanzar la independencia financiera.
En su libro “La psicología del dinero” Mogan Hausel comienza con la comparativa entre un afanador de intendencia y un exitoso ejecutivo de finanzas egresado de la prestigiosa universidad de Harvard. Hausel concluye al exponer el patrimonio exhorbitante del primero contra el del segundo debido a que el mayor fallo que comenten las persona en cuanto al dinero es no conocerse a sí mismos.
Es increíble que un afanador haya logrado reunir al momento de su fallecimiento cerca de 4 millones de dólares con el hábito y la constancia del ahorro y la inversión. Por su parte, el ejecutivo de finanzas, al vivir al máximo en una residencia, tener diversos lujos en su día a día como estilo de vida alto, al término de sus días, no logró reunir más que unos cuantos cientos de miles de dólares, a pesar de sus abultados ingresos.
¿Qué sucede en estos casos? La realidad de las cosas es que no importa cuánto ganes, lo que es realmente significativo es cuánto te queda después de gastar y qué haces con eso que te quedó.
Hay quienes ganan 10 y gastan 11, ellos están condenados a seguir en el mismo lugar por siempre. Las personas que gana 10 y gastan 5 son las que algún día con esa diferencia pueden salir, mediante la constancia de ahorrar e invertir, de su condición actual y aspirar a algo mejor.